Equinoccio de Otoño
La naturaleza en sus variados matices y en la multitud de sus contrastes se ciñe a los ciclos solares, que originan alteraciones derivadas de los ángulos que el Sol forma diaria y anualmente con cada zona del planeta, dando pie al surgimiento de las estaciones como ocurre precisamente ahora en que llega el tiempo otoñal para el hemisferio norte. Este proceso derivado de la mecánica del cielo conlleva bajo la perspectiva que ofrece el geocentrismo a apreciar que el Sol emprende su descenso hacia el sur.
Utilidad del Equinoccio de Otoño.
En la búsqueda de las implicaciones que tiene este acontecimiento en un ámbito colectivo, salen a relucir los cuatro elementos de la naturaleza como referentes de gran estima sobre la interpretación de sus alcances. El equinoccio de otoño empieza con el signo de Libra que se relaciona con el aire, lo que sugiere la presencia de un periodo ideal para enfatizar en todo aquello que posea la sutileza que le caracteriza y de avanzar en la dirección de la concordia y la armonía. Se hace factible acceder a una nueva dinámica mental que refuerce la auto observación y conlleve a una lectura creativa y amable de la vida. La paridad en la duración del día y de la noche es la fuente que inspira en el hallazgo del punto medio y lleva a identificar los soportes que conduzcan al logro de la paz interior y del equilibrio personal.
El punto de partida del otoño
Hay que tener en cuenta que en el hemisferio norte desde el veintidós de septiembre el clima promotor de la vida pierde su magia y la temperatura desciende significativamente, dando pie a que los árboles suelten sus hojas, de donde se deduce que los seres humanos igualmente estamos en condiciones de soltar pasados y de declinar a verdades, pero también de penetrar en los laberintos del alma con el fin de reinterpretar la propia realidad y muy probablemente de asumirla de una manera diferente.
El equinoccio de otoño
Este suceso estelar ocurre el 22 de septiembre de 2020 a las 08:32 de la mañana para el meridiano 75 W. Bajo la perspectiva geocéntrica, el Sol cruza el Ecuador celeste en su movimiento aparente hacia el Sur, lo que marca la pauta de una temporada en que el día y la noche, duran prácticamente lo mismo.
En el hemisferio Norte
Vale la pena observar que, a partir de esta fecha, el Sol cada día disminuye en su permanencia sobre la bóveda celeste, y la noche empieza a tomar espacio restándole campos de acción a la luz. De donde se deduce la llegada de una temporada excelente para develar misterios, conocer verdades, tratar de entender la razón de ser de nuestro paso por el mundo y de la misma manera como la inactividad exterior se evidencia en los hechos, es ideal en la actividad del alma y aquello que implique un compromiso interior por tal motivo, en la medida que aumenta la oscuridad, se verá reforzado el recogimiento, y la reflexión. El cambio de ropaje de la naturaleza refuerza la introspección y las actividades contemplativas. La vegetación se viste con magníficos colores, se enaltece la creatividad y es posible apreciar la vida con la inspiración que sugieren estos matices.