Dado que la cultura del consumismo regula el actual comportamiento del ser humano, es importante revisar en el imaginario colectivo la idea que abrigamos en torno a que los médicos están facultados para sanar y que los medicamentos tienen la virtud de restablecer, lo cual, aunque es verídico en parte, anula la capacidad mental, energética y espiritual con la que se cuenta para superar por sí mismo sus enfermedades.