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LLEGA EL SEGUNDO ECLIPSE DE 2025 (29 de marzo de 2025)


LLEGA EL SEGUNDO ECLIPSE DE 2025 (29 de marzo de 2025)

(Autor: Ricardo Villalobos - astrólogo)

El eclipse Solar parcial se erige como un referente estelar de procesos energéticos que inciden de manera particular tanto en la dinámica individual como en la colectiva. Sus efectos alcanzan no solo realidades tangibles, sino también aspectos sutiles e intangibles que bien vale la pena explorar y comprender.

Datos técnicos

A lo largo del año se producen aproximadamente 26 eclipses entre lunares y solares, correspondientes a lunas llenas y nuevas. Sin embargo, de ese conjunto, suelen destacarse dos eclipses totales y otros dos, entre anulares y parciales. Estos eventos constituyen algunos de los sucesos cósmicos más relevantes del calendario anual, por lo que es importante tenerlos presentes.

Los eclipses ofrecen una valiosa oportunidad para hacer revisiones profundas y cuestionamientos sobre la manera en que estamos viviendo. Son momentos ideales para tomar decisiones conscientes que impulsen procesos de renovación y transformación personal.

Los indígenas Navajos y los eclipses

Aunque en diversos rincones del planeta los eclipses solares han sido vistos como presagios de desastres y grandes calamidades, en Norteamérica los indígenas Navajos, en cambio, los consideraban eventos benévolos. Su visión trascendía lo inmediato, abordando estos fenómenos desde una perspectiva más elevada y espiritual.

Hablaban de la existencia de un poderoso mecanismo universal cuyo propósito era servir como fuente de equilibrio para la Tierra y de armonía para la existencia. La llegada de estos eventos tan impactantes se interpretaba como la manifestación de una ley natural de orden cósmico.

Estaban convencidos de que un eclipse era una señal del universo para detenerse, interrumpir las labores cotidianas y propiciar un regreso al equilibrio original. Aprovechaban este momento para hacer una pausa consciente, fomentar la reflexión, el cuestionamiento interno y reconocer las sincronías que revelaban la presencia de un orden superior, así como la veneración hacia la inmensidad del cosmos.

La declinación de la luz

Los seres humanos nos hemos habituado a contar con la luz del Sol de forma constante, y su momentánea ausencia nos invita a reflexionar sobre su valor y la trascendencia que tiene en la dinámica de la vida y en el quehacer cotidiano. Es un momento propicio para preguntarnos en qué enfoque estamos depositando toda nuestra luz y energía, y si realmente vale la pena seguir permaneciendo allí.

Este acontecimiento cósmico nos impulsa a revisar cuáles son esas fuentes de iluminación interna que orientan nuestras decisiones. Es un periodo ideal para examinar con atención las motivaciones estratégicas que cultivamos y las expectativas que albergamos sobre la existencia.

Cuando la oscuridad se afianza

Cuando la luz del Sol declina para el observador terrestre, se abre un margen de tiempo en el que necesitamos recurrir a otras fuentes de luz y encontrar nuevos referentes que nos brinden certezas sobre el camino a transitar. Por ello, este periodo se vuelve especialmente propicio para buscar las piezas perdidas del rompecabezas personal y descubrir los cauces que den sentido y plenitud a nuestra existencia.

La trascendencia de los eclipses

El suceso más relevante del día es la salida del Sol, y el acontecimiento más significativo del mes es la Luna llena. En ambos momentos, la energía del entorno se modifica y tanto los cuerpos como los seres vivos se ven impactados en sus procesos más íntimos. Según los practicantes del yoga, la Luna llena representa un clímax vibracional de la naturaleza, en el que se manifiestan cambios notables en los ritmos de las plantas, los animales y los seres humanos. Por ello, se considera un tiempo especialmente propicio para la meditación, la oración y las prácticas devocionales.

La Semana Santa

Durante este periodo se despliegan fuerzas espirituales reconocidas por diversas culturas y tradiciones religiosas. Un ejemplo claro se encuentra en la religión católica, que establece la fecha de la Semana Santa a partir de la primera Luna llena posterior al 21 de marzo. Por este motivo, se trata de una celebración de carácter móvil, profundamente vinculada al calendario lunar y a los ritmos cósmicos que rigen la vida.