La Luna llena fría
El cierre del año nos sorprende con una magnífica Superluna que nos recuerda que sí es posible ver con nitidez y apreciar con claridad lo que la vida sugiere. Estamos ante un escenario favorable para avanzar con optimismo hacia aquello que llega a nosotros.
Existen varios nombres que intentan aproximarse a los alcances de este acontecimiento estelar. Entre ellos está la luna fría, porque en el hemisferio norte la temperatura desciende de forma significativa preparando el camino para la llegada de un crudo invierno; y también la luna llena de las noches largas, debido a que los días se acortan y las noches se alargan.
El cielo, nuevamente, se convierte en nuestra fuente de inspiración y en un soporte para comprender los procesos a los cuales nos exponemos.
Hoy, la Luna en su perigeo completa su disco de luz, recordándonos que la claridad existe y que siempre es posible mirar más allá. En un día como este, sin que la voluntad participe, se produce un clic entre las células y el cielo, recordándonos la presencia de motivaciones mucho más profundas sobre lo que significa vivir.
Y como hay tanta luz, este es un día perfecto para declinar todo aquello que genere intranquilidad, y para confiar en la vida y en el universo.
Una Luna Llena Mutable
Como la Luna y el Sol avanzan por signos mutables, llegó la Luna Llena de la flexibilidad y la maleabilidad, aquella que abre abanicos de posibilidades para soltar las cargas y las amarras de los tiempos pasados.
Es importante recordar que, durante este mes (según la expresión ancestral propia del ciclo vital en el hemisferio norte) las aves migratorias se preparan para recorrer largos trechos y emprenden vuelo en busca del paraíso esperado. Los grandes animales, por su parte, realizan desplazamientos extensos y exigentes para escapar de los rigores del clima.
Estos hechos simbólicos se convierten en el referente de un tiempo único, que nos recuerda la importancia de declinar al pasado, soltar amarras viejas, abandonar conceptos que ya no ayudan y abrirnos a nuevas luces y claridades hacia horizontes más amplios.
La Luna y el ser humano
Aunque a veces se piense que la Luna Llena es un acontecimiento imperceptible, no se puede pasar por alto que nuestro organismo tiene la sabiduría suficiente para reconocer cómo resuena con la totalidad. En otras palabras, podemos engañar a la mente, pero no podemos traicionar la memoria profunda del cuerpo, que ha atesorado, a lo largo de su historia, la conexión del ser humano con el cielo y la sincronía que mantiene con ciertos puntos celestes, en especial, la Luna.
Las “certezas” propias de esta Luna
En el calendario lunar se usa la palabra “certezas” para describir los alcances de esta Luna y resaltar la significación de este acontecimiento.
Son noches iluminadas que preparan el camino energético hacia el Solsticio de Invierno. Es un momento para relajarnos, suavizar el ritmo y disponernos para la temporada invernal que se acerca.
La vibración de alta frecuencia se proyecta en el ambiente, y es posible sentir un nuevo aroma emocional, una sensación distinta en el aire. Todo está dado para resolver diferencias, hallar coincidencias y abrir espacio a una época de optimismo, confianza y aproximación al otro.
Feliz Luna de las noches largas
La disminución progresiva de la luz solar se convierte en el referente del receso natural al que la vida se acoge. La naturaleza se repliega dentro de sí para prepararse en silencio y renacer cuando llegue la primavera en tres meses.
Del mismo modo, el hecho de que la luz solar pierda fuerza invita a que nuestra luz interior salga a relucir y se convierta en la fuente que inspira nuestras acciones e iniciativas.
Para los romanos
En todas las culturas antiguas, la llegada del invierno fue motivo de profundos mitos, reflexiones y leyendas. Entre los romanos, el periodo que precedía al solsticio de invierno (coincidente con diciembre) estaba marcado por la cercanía de las Saturnales, una de las festividades más importantes del año.
Durante estas celebraciones, era común invertir los roles sociales; los esclavos podían expresarse con libertad, sentarse a la mesa de los amos, jugar a los dados y participar en los festejos como iguales. Los juegos de azar y las antorchas encendidas eran símbolos frecuentes de esta época:
- Los dados, como representación del destino, el cambio de ciclo y la oportunidad;
- La antorcha, como la luz que renace en medio de la noche más larga del año.
Para los romanos, las Saturnales eran sinónimo de fiesta, renovación y libertad, pero también de la claridad necesaria para reconocer el cierre de un ciclo y alimentar las esperanzas del renacimiento que traería la primavera.
La última Luna Llena del año
Esta es una Luna Llena de flexibilidad, apertura y movimiento, que nos permite mirar hacia otros horizontes y llenarnos de nuevos argumentos internos. Es perfecta para recomenzar procesos vitales y energéticos, y para proyectarnos con una actitud positiva.
Se convierte en un referente de energías magníficas, que nos recuerdan la posibilidad permanente de fortalecer amistades, abrir caminos y encontrar la luz que tanto anhelamos.
La fecha
Esta Luna Llena se hace presente el 4 de diciembre de 2025, a las 18:15, para el meridiano 75° W.
Los nacidos en…
Si usted nació cerca al 2 de febrero, 4 de abril, 4 de agosto o 4 de octubre, este cambio de Luna traerá vivencias muy positivas. Le permitirá resolver asuntos pendientes del pasado y tomar decisiones certeras que le abran nuevas maneras de ver y asumir la vida.
Si usted nació cerca al 4 de diciembre o al 2 de junio, está dentro del orbe de influencia directa de esta Luna Llena. Esto le recuerda que la luz llega a su vida, que podrá rebasar fronteras de visión y que todo está de su lado para reinventarse con alegría.
La Luna Llena de diciembre
Desde el mes de junio, cuando la extensión de los días alcanza su punto más alto, ocurre un fenómeno notorio; a partir del solsticio de verano, alrededor del 21 de junio, el proceso se invierte y las noches comienzan a alargarse día tras día, hasta alcanzar su máxima extensión en el solsticio de invierno, cercano al 21 de diciembre.
Los antiguos habitantes de estas regiones del planeta observaban cuidadosamente este cambio y, por ello, bautizaron a la Luna Llena de diciembre como “la Luna de las noches largas”.
Estos estudiosos de la bóveda celeste también utilizaban el nombre de “Luna de luto”, diferenciando ambas denominaciones según si la Luna Llena ocurría antes o después del solsticio.
Cuando la Luna Llena tenía lugar antes (como sucede en diciembre de 2025) la llamaban “Luna Llena de las noches largas”.
Y, al tratarse de la última Luna Llena del año, la consideraban un referente decisivo para prepararse ante los tres meses de invierno y encierro que les aguardaban. Por eso recurrían a ritos, prácticas, frases, actitudes, pócimas y bendiciones de diversa índole para protegerse y asegurarse de atravesar con vida esa temporada invernal.
Quizá lo más importante es que, en este momento del año, pedían a los dioses del invierno que no endurecieran la batalla de los meses fríos, esperando que los rigores quedaran “contenidos” y no se extendieran más allá de lo soportable.