Dado que la cultura del consumismo regula el actual comportamiento del ser humano, es importante revisar en el imaginario colectivo la idea que abrigamos en torno a que los médicos están facultados para sanar y que los medicamentos tienen la virtud de restablecer, lo cual, aunque es verídico en parte, anula la capacidad mental, energética y espiritual con la que se cuenta para superar por sí mismo sus enfermedades. Por ello, en lugar de otorgarle la potestad a los fármacos o a terceros, será necesario cambiar esa mentalidad, para reafirmar las capacidades autocurativas. A la hora de emplear los medicamentos hay que tener presente no sólo los efectos derivados de los compuestos químicos, sino valorar, de manera precisa, la idoneidad de quien los recetó, la forma como fue elaborado, las energías de las cuales se nutrió, el ritmo en su ingestión y por último, la actitud del paciente en el momento de ingerirlo.
La Ingestión De Medicinas
El valor de los ritmos, en la ingestión de los medicamentos, es algo conocido por la Astrología desde la más remota antigüedad, pero en los últimos años ha sido avalado por la ciencia como consecuencia de los estudios de laboratorio por medio de los cultivos de algunos virus, que pueden ser atacados en intervalos de tiempo muy precisos.
En el ámbito astrológico existen varias teorías sobre las implicaciones que trae el ingerir los medicamentos bajo un ritmo específico lo que señala que en el curso de las 24 horas los signos van apareciendo sucesivamente por el horizonte convirtiéndose en el ascendente del momento y como son doce signos, cada uno se mantiene en el oriente durante dos horas.
La palabra ‘κόσμος’ del antiguo griego constituye la fuente inspiradora del actual vocablo ‘cosmos’ que en su momento se apreció como sinónimo del orden al que se ciñe el universo y a la simetría a la que se acoge el todo tal cual lo sugiere la geometría con la circunferencia, el triángulo y el cuadrado ya que constituyen tres referentes estructurales. La circunferencia alude al círculo zodiacal con los doce signos y al circunscribirse en ella estas dos figuras surgen las dos grandes agrupaciones que les son propias.
El triángulo, por contener los signos pertenecientes a un mismo elemento, señala la posibilidad para que aquello con lo que se corresponde fluya en forma armoniosa y no tenga los obstáculos o las tensiones que se generan con el cuadrado; por esa razón, cuando se menciona al triángulo, se hace énfasis en lo que fluye fácilmente y avanza sin impedimentos ni restricciones. Al relacionarlo con el tiempo, se aprecia que cada 8 horas se conforma esta figura (el día o las 24 horas que le son propias divididas en 3, que equivale exactamente a 8 horas), lo que indica que los medicamentos que se ingieren con este horario, son los que el organismo asimila de manera fácil y rápida.
La rotación terrestre es el asidero y la clave que inspiró la dosificación horaria de los medicamentos, por lo cual, si cada seis horas aparece por el horizonte un signo de un elemento contrario, es el referente de una dinámica conflictiva y de energías en pugna que se derivan de los cuatro signos de elementos disímiles, lo que lleva a concluir que su empleo, se convierte en el puntal de un nuevo ritmo que al implementarse conlleva al surgimiento de un proceso abrumador, impactante y decisivo en los ritmos orgánicos que se traen del pasado; por lo que puede incidir de manera contundente en los procesos corporales precedentes y a raíz del tratamiento se establecen las nuevas reglas del juego en lo que atañe al funcionamiento del organismo, dando pie a que todo funcione de una manera otra manera a como en antaño y está correspondido con el cuadrado.
Si se ingiere una dosis cada seis horas es porque el paciente está en un estado crítico y los medicamentos que se dosifican de acuerdo a este ritmo son impactantes para el organismo, ya que incide de manera contundente sobre los antiguos ritmos que son la fuente de las enfermedades. No obstante, este ritmo se puede fraccionar en tres y sus efectos son muy parecidos, pero en menor influencia. Los estudios sobre los cultivos de los virus realizados en el laboratorio, se estableció que algunos de éstos se reproducen cada ocho horas, por lo tanto, la ingesta de los medicamentos, para evitar su desarrollo, se debe hacer bajo este margen de tiempo.
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