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Definición de la astrología

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Los astrólogos se basan en las leyes de correspondencia y analogía, que hay en el universo. En su opinión, todo está interrelacionado y para ellos  la Astrología expone las relaciones entre las estrellas y los seres humanos, para ayudarlo a tomar conciencia de su realidad cósmica.

Como cada ser nace en un ambiente determinado, el cual influye, de manera precisa y particular, cabe la pregunta ¿Por qué el ser humano no pasa desapercibido ante la posición de la Luna, el Sol y los planetas? Para los estudiosos de la ciencia de los astros, las posiciones planetarias existentes, en el momento del nacimiento, configuran un mapa, que sirve de guía a lo largo de la vida. Esta es la gran diferencia que existe entre la astronomía y la Astrología; la primera estudia el universo como tal y la segunda,  se ocupa del análisis de las relaciones, de las personas, con respecto a las estrellas.

ORÍGENES DE LA ASTROLOGÍA

La Astrología ha sido vista en su larga e histórica trayectoria de formas totalmente diferentes que han pasado de una naturaleza absolutamente sagrada, mágica, misteriosa, trascendental, reveladora y clarificadora. Muy posiblemente su origen esté emparentado con el origen mismo del ser humano y de su proceso evolutivo que le permitió encontrar el cauce tendiente a dejarse admirar por lo que ocurría en su entorno y desarrollar así la curiosidad. Los dos de mayor importancia que marcan la vida del ser humano y que establecen los límites que le brinda la posibilidad para hacer, crear, construir, descansar, reposar y recuperarse como son precisamente el día y la noche hace entrever que quien se dedica a valorar estos preceptos como importantes ya está entrando en él a lo energético que domina la ciencia de los astros. Solamente porque el Sol de su luz y proyecte su claridad hacia la dinámica humana está señalando un camino e indicando una senda con la que inevitablemente es posible ser partícipes.

El primitivo habitante de nuestro planeta el cual era cazador y absolutamente nómada no solamente observó el curso del Sol, sabía por dónde salía y declinaba, percibió la rapidez en el giro y el proceso de acercamiento y distanciamiento del astro rey lo que le permitió enumerar, conocer los tiempos y establecer deducciones sobre el devenir. El ciclo de la Luna y su observación no es y ante los actuales astrónomos sino que el ser humano desde siempre ha observado, tomado nota de mi picado y establecido múltiples deducciones sobre la evolución futura del astro de la noche y especialmente de los encuentros o significativos alejamientos del Sol.

El interés del ser humano desde el paleolítico superior fue evidente al plasmar en huesos de reno y marfiles de mamut la evolución de la Luna. Se supone que mucho antes que se hiciera agricultor ya sabía de las estaciones, conocía la luna, sus fases, sus momentos y tenía idea sobre el paralelismo que existía entre los cambios atmosféricos y determinadas etapas del año.

De todas maneras una vez que logró asentarse en un mismo lugar y sobre todo al haber descubierto el fuego pudo valorar la significación de la Luna en los cultivos y las repercusiones del ciclo solar en lo que se refiere a la manifestación de las estaciones al igual que de la llegada de la fructificación o floración de algunas plantas, la llegada del celo en los animales y muy probablemente el paralelismo entre el ciclo de ovulación femenino y el ciclo de la Luna.

Una vez que se logró organizar un lugar requirió medir el tiempo con mayor propiedad dando pie a sí al inicio de los calendarios. Que en todos los lugares del planeta se han elaborado diversas teorías sobre la realidad estelar sobresalen de todas maneras los mesopotámicos no solamente por las observaciones que realizaron sino muy especialmente por plasmarlas para la posteridad tanto en sus construcciones, obras de arte, como en tablillas y papiros. Según parece fueron los primeros en construir observatorios con el objeto de profundizar en el movimiento de los astros y saber así tanto en lo climático, religioso, energético, espiritual, colectivo e individual estaban expuestos. Éstas fueron gigantescas torres de 80 m de altura llamadas montañas cósmicas para las cuales utilizaron un término zigurath. Hicieron ver a los planetas como si fuesen dioses y el raros sobre cada uno de ellos esos mitos con el objeto de dar explicación al enigmático universo en donde se encontraban. Como producto de estas observaciones le abrieron un hombre al sendero que recorría la Luna el Sol y los demás planetas y le llamaron "el camino de Anu" como la trayectoria del sol.

En Egipto de manera similar se dispusieron a realizar un seguimiento no sólo del Sol y la Luna sino muy especialmente de los planetas conociendo el mismo sendero bajo el nombre de: "el camino de la luna" y su nombre era: Sin ellos diferenciaron las estrellas les dieron nombres y las agruparon formando de esta manera las constelaciones como lo testifica el antiguo zodíaco de Denderah que contiene la secuencia de las constelaciones recorridas por el Sol y la Luna y determinaron con gran precisión los tiempos equinocciales y solsticiales.

Posteriormente los griegos disminuyeron la eclíptica en 12 sectores del mismo tamaño y organizaron la semana de forma tal que cada día tiene que ver con un planeta en donde el primer día, el domingo estaba relacionado con el Sol como el símbolo de la de la esperanza y la certeza en lo que habrá que hacer. Igualmente el último día de la semana regulado por Saturno era considerado como de influencias adversas y nefastas razón por la cual la mala suerte y las malas energías eran parte de la cotidianidad de allí que con el tiempo se convirtió en un día santo y de reposo.