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Los planetas y la ley de las elipses perfectas

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La ley de las ‘elipses perfectas’ constituye un ejemplo vívido para validar la influencia o conexión de los astros con los seres vivos. Se refiere a la existencia de giros simétricos o perfectos realizados por los distintos integrantes del sistema solar lo que se concibió como una realidad irrefutable hasta que se descubrió a Urano, en el sentido que el seguimiento que se hizo de su movimiento dio pie a percibir que contaba con irregularidades en su traslación que condujeron a echar al piso la visión mencionada y empezaron a pensar que debía existir una poderosa fuerza que daba pie a que se saliera de su órbita y por estos hechos, lograron descubrir a Neptuno. A raíz de estas evidencias, se dieron cuenta que todos incluyendo la tierra, tenían perturbaciones en sus desplazamientos, lo que condujo la creación de lo que hoy se conoce como “la teoría de las Perturbaciones de las Elipses Perfectas” pudiendo así evidenciar que si estas grandes moles se ven movidas por estas presiones magnéticas cómo no va a ser posible que el ser humano de la misma forma no se vea movido o afectado por los astros que hacen parte del sistema solar.