A la hora de contemplar los conocimientos propios de las culturas antiguas, salen a relucir los investigadores de aquellos tiempos quienes valiéndose de su inspiración y haciendo gala de múltiples técnicas hoy desconocidas, lograron abordar la vida, la tierra y el cosmos, de manera tal que dejaron para generaciones venideras el fruto de sus vivencias y observaciones. A raíz de estos hechos fue que surgieron los mitos y las leyendas transmitidas inicialmente de labio a oído. Llama la atención que elaboraron una serie de postulados sobre la conexión que existe con el cosmos, utilizando vocablos o nombres que en algunos casos han logrado trascender con los años, tal cual sucede con sol, venus, mercurio, luna, saturno, júpiter y marte entre otros. Lo cierto es que se valieron de diversos procedimientos para evidenciar que el cosmos y los puntos predominantes del cielo hacían parte de la cotidianidad terrestre y humana, por lo cual, alimentaron grandes convicciones acerca de la sintonía e inclusive dependencia que existía de los planetas, lo que les llevó a crear los lexemas: dios, divinidad o dioses. Ya que descubrieron por mecanismos que aun la ciencia no ha podido develar que la tierra y todo aquello que contiene, posee unos lazos sutiles e invisibles, pero a la vez poderosos y eficientes con el cielo.
En pleno siglo veintiuno mediante análisis de laboratorio se ha logrado ratificar que realmente el ser humano está empalmado con el entorno celeste por medio de sus relojes biológicos, los cuales vienen a determinar en gran medida sus procesos vitales y que por cierto abarcan todos los aspectos de su vida. Las palabras que emplearon los antiguos para referirse a la dependencia que existía con los planetas, han migrado hacia la frase moderna de ‘reloj biológico’ para evidenciar la sincronía que toma forma en el momento natal y que se evidencia desde tiempo atrás. Así que indagar en la sincronía manifiesta con las estrellas exige ampliar la visión de sus campos de acción y reflexionar sobre las libertades que se poseen desde el momento mismo en el que se nace.
