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La astrología y la ciencia

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Producto de un impulso inherente a la propia naturaleza, el ser humano tiene la necesidad de develar el misterio de la vida y de hallar respuesta a sus inquietudes sustanciales, lo que ha conducido a que algunos individuos consideren que lo lograron y que por eso tienen la razón, sin tener en cuenta que el universo es infinito y por ende que la verdad es relativa y que cada cual tiene solo una parte del saber total. Es difícil ser concluyentes en torno a los alcances del vocablo ‘ciencia’; por lo tanto, si se proyecta la mirada hacia el pasado, se puede apreciar el surgimiento en distintos rincones del planeta de particulares conceptos ‘científicos’ los cuales no sólo tuvieron fuerza en su momento, sino que se proyectaron hacia el futuro, como ocurrió con los Vedas, que recrearon la existencia de otros enfoques en torno a los alimentos y a las dolencias, valiéndose de los sabores y de los doce pulsos, lo cual les permitió conocer la enfermedad del paciente y encontrar el remedio para restablecer su salud. Esta visión científica manifiesta en la India aún es empleada, puesto que los resultados son satisfactorios. Por su lado los chinos creen en la carga vibratoria de los productos alimenticios y los dividen en Yin y Yang para equilibrar sus energías y lograr la salud. Por último, la ciencia oficial ha logrado elaborar una nueva teoría sobre los alimentos al dividirlos, según sus componentes químicos, en proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y demás, lo cual constituye una verdad en la actualidad, que para muchos es absoluta, obviando por completo las creencias de las otras culturas. En este sentido la Astrología también cuenta con visiones muy particulares en torno a la manera de agrupar los alimentos según los signos y los planetas.

La Astrología no posee el aval de las ciencias denominadas oficiales o exactas, pero se sustenta en su propio lenguaje y aborda la realidad humana con una metodología precisa que puede ser evidenciada por cualquier estudioso que con seriedad se disponga a recorrer sus laberintos. Lo cierto es que nuevamente el estudio de la bóveda celeste, con todas sus implicaciones, se convierte en algo natural y despierta el interés de algunos investigadores dispuestos a indagar sobre sus premisas o campos de acción.