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Alcances de los tránsitos

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Entre las múltiples posibilidades interpretativas del término ‘tránsito’, hay una muy especial que se relaciona con ‘trance’ que lleva validar la presencia de ese hilo sutil e intangible que une la materia al espíritu y que en el caso de los tránsitos se convierte en un referente estelar que permite acceder a interpretaciones que incluyen aspectos pertinentes a esa chispa divina que nos nutre y que plantea por la larga trayectoria que recorre, la existencia de unas tareas que se asumen al nacer y que se tornan vívidas durante el período en que se explora. Un ciclo de esta naturaleza plantea la llegada de una energía inusual que pretende recordarnos que hay una historia cuyas raíces nos hacen mirar hacia el pasado no solamente en lo que atañe a los temas propios de la genética, sino también de la dimensión espiritual y derivado de esto, de las necesidades del alma de explorar determinadas vivencias.

Los sucesos derivados de los tránsitos

Los acontecimientos que se producen en la bóveda celeste llevan en su seno una particular simultaneidad con los cambios manifiestos en los seres vivos, tal cual se aprecia en las células, lo que hace entrever que los relojes biológicos son aquellos que nos hablan de la congruencia entre el suceso biológico y el acaecer estelar, de manera tal que evidencia en los hechos la sintonía que los cobija como si se tratara de dos dimensiones que se mueven al unísono y están correspondidas. En términos de los griegos, alude a la sinfonía manifiesta en el universo y que en este caso se ampara en los tránsitos planetarios, que en la práctica astrológica se convierten en un asidero de gran estima para medir los procesos temporales a los que la vida y la dinámica que le es propia se halla expuesta.

 Los tránsitos en la práctica

Cuando se producen sucesos en el orbe individual, se torna viable decir que existe un tránsito planetario que se refleja sobre los planetas de nacimiento que se convierten en el detonante. Siempre que nos ocurre algo, existen una sincronía con lo que acaece en las estrellas de allí que, desde la alegría, la prosperidad, la enfermedad, los encuentros y desencuentros, las oportunidades y las crisis al igual que los acontecimientos decisivos como las mudanzas y los cambios profesionales entre otros.

En las palabras de los antiguos griegos sale a relucir una apreciación muy particular de la Ilíada que alude precisamente a la presencia de un tránsito de marte como se describe en la siguiente frase: ‘A su lado hay siempre alguna deidad para librarlo de la muerte, y ahora es Ares, transfigurado en mortal, quien lo acompaña’. Aquí se refiere a un aspecto armonioso de este astro que le ampara y le protege de la adversidad.

Si nacimos con un par de astros empalmados mediante un aspecto, significa que ese haz de luz se mantiene vigente a lo largo de la vida y se convierte en el referente de situaciones con las que pretendemos ser consecuentes. Su activación conlleva que se movilicen una serie de circunstancias que a la postre dan pie a la materialización de determinados acontecimientos que pueden marcar hitos en la realidad personal y es ahí donde el análisis de estos tránsitos por parte de los astrólogos es de enorme valor para tratar de entender lo que ocurre y sus alcances.

Campos de acción de los tránsitos

Sobre este particular existen tres elementos de juicio en lo que atañe a los tránsitos como son aquel que habla de los planetas que se mueven y al hacerlo pasan por las casas, hacen aspecto a los planetas natales y a las cúspides de las casas.

A continuación, describimos el movimiento de los planetas en aspecto a los natales y lo que constituyen sus efectos como un referente para que en los informes astrológicos que elaboramos puedan los usuarios entender de dónde salen estas apreciaciones y cuáles son sus campos de acción.