El mapa del nacimiento o la carta natal lleva en su seno una multitud de símbolos que representan espacios particulares del cielo y de la tierra, al igual que de diversos puntos estelares presentes en el momento del nacimiento, lo que las hace ver en su conjunto como una impronta que dejó una huella cuya vigencia se evidencia hasta la muerte y abre abanicos ilimitados de posibilidades para indagar en la propia vida, en la razón de ser de ella y en las motivaciones que nos llevaron a nacer ese día hora y lugar. Igualmente constituye el punto de partida de los caminos a ser transitados, a los destinos elegidos y a los propósitos estructurales que nos motivan a avanzar.
El momento natal
El momento natal constituye el punto de partida de un camino con el que pretendemos ser consecuentes, de allí la importancia de indagar sobre todo y todos los que estaban presentes en ese instante, ya que el escenario que nos vio nacer estaba colmado de testigos y cada uno de ellos tiene una historia que contar en torno a lo que trajimos y contamos, al igual que de aquello por vivir.
Como los seres vivos pretendemos avanzar hacia destinos específicos, cumplir con determinadas misiones, colmar nuestros cántaros de saberes, aprendizajes y realizar tareas específicas producto de las necesidades del alma. Aquí es precisamente en donde la astrología surge a modo de una alternativa totalmente válida para indagar en esas variables y encontrar respuesta a las inquietudes estructurales de la vida y de la razón profunda de ser de ella.
