LOS TRÁNSITOS ASTROLÓGICOS
La palabra ‘tránsito’ cuenta en sus raíces etimológicas con el lexema originario del latín ‘transitus’ relacionado con la acción de pasar, de moverse e incluso de desplazarse, lo que evidencia la presencia de las dos coordenadas fundamentales: el tiempo y el espacio, que son decisivas para conocer el cuándo y el dónde.
La alusiva al tiempo, posee tres momentos estructurales: lo que ya sucedió, lo que hoy ocurre y aquello a lo que vamos. Contiene de manera implícita acontecimientos precedentes, como si llevara en su seno una historia y por ende una experiencia, por lo cual, la llegada de un tránsito astrológico faculta para apoyarse en lo que conoce, revisar lo vivido, decantar lo explorado, asumir el presente y prepararse conscientemente para lo que ha de ser. Se trata de una línea en el tiempo que exige calcular el cuándo y abrir el espacio para interpretar sus alcances.
El espacio como un segundo elemento de juicio de este término, habla de dos lugares primordiales: el cielo y la tierra y de las respectivas coordenadas que les son propias. Con respecto a las estelares, la bóveda celeste es su primordial referente, en el sentido que permite contemplar el movimiento de un planeta de nuestro sistema solar y de su vinculación momentánea con el sol o con un punto clave de la carta astral dependen las interpretaciones astrológicas.
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