Contamos con la libertad de vibrar en tonalidades altas ante los procesos temporales que la vida nos ofrece y es aquí donde el libre albedrío sale a relucir, recordándonos que siempre es posible resonar de manera trascendente y que somos alquimistas con la potestad de encontrar los mecanismos internos para transformar interiormente lo que se vive.
Y si no se reacciona de una manera favorable o positiva, se torna viable apreciar que todo se enmarca en una dinámica armoniosa que hace ver incluso o a los errores como parte del orden. Se asemeja a la llegada en el plano romántico de la persona que siempre hemos soñado, pero sucede que en ese instante contamos con otras prioridades y existen circunstancias abrumadoras que nos inhiben avanzar en esa dirección y valorar esa compañía. Eso quiere decir que no es el momento y que seguramente no tiene el suficiente peso ese ciclo para que ese amor trascienda en el tiempo.
La aceptación la clave de los ciclos
La aceptación de los ciclos y de los procesos temporales a los que estamos expuestos es de gran estima porque da luces precisamente en torno a situaciones con las que se ha de ser consecuente y de acontecimientos que terminan ejerciendo presiones vívidas y significativas sobre la propia realidad.
